GRAMÁTICA

VERBO SERgramatica0 NEGACIÓN ANTES DEL VERBOgramatica1 ANTES + IMPERFECTOgramatica2 MARCADORES TEMPORALESgramatica3
NEGACIONESgramatica4 AHORA + PRESENTEgramatica5 PRETÉRITO IMPERFECTOgramatica6 AHORA + PRESENTEgramatica7
SEGUIR + GERUNDIOgramatica8 PRETÉRITO INDEFINIDO O PRETÉRITO PERFECTO SIMPLEgramatica9 DIFERENCIA ENTRE PRETÉRITO INDEFINIDO Y PRETÉRITO IMPERFECTOgramatica10 PROPOSICIONES DE TIEMPOgramatica11
FUTURO SIMPLEgramatica12 A LO MEJOR + PRESENTE INDICATIVO gramatica13 ACENTUACIÓN ESCRITA gramatica14 REFERENCIAS TEMPORALES Y ORGANIZADORAS DE RELATO gramatica15
SEGUIR SIN + INFINITIVO gramatica16 PALABRAS CON PLURAL INVARIABLE gramatica17 CURIOSIDADES DEL ESPAÑOL CONSEJOS DE ORTOGRAFÍA gramatica19
COMILLAS gramatica20 GENTILICIOS gramatica21 LECCIONES DE GRAMÁTICA gramatica22 MARCADORES DE FRECUENCIA DEL PRETÉRITO INDEFINIDO gramatica23
NÚMEROS ORDINALES gramatica24 POLISEMIA O ANTANACLASIS gramatica25 LA ESCRITURA DE LOS NÚMEROS gramatica26 ANAGRAMAS gramatica27
¿QUE ES EL LAÍSMO? gramatica28 COMPARATIVO gramatica29 ACEPTAR O RECHAZAR gramatica30 ADVERBIOS DE TIEMPO gramatica31
TENER LUGAR, PASAR, OCURRIR gramatica32 EL GRADO SUPERLATIVO ABSOLUTO gramatica33 PRETÉRITO INDEFINIDO O SIMPLE gramatica34 PRETÉRITO PERFECTO COMPUESTO gramatica35
 MARCADOR DE FRECUENCIA DE PRETÉRITO PERFECTO COMPUESTO gramatica36 EJEMPLOS DEL PRETÉRITO INDEFINIDO gramatica37 MARCADORES TEMPORALES DE PRETÉRITO INDEFINIDO gramatica38 REFERENCIAS TEMPORALES gramatica39
REFERENCIAS TEMPORALES II gramatica40 AL+INFINITIVO gramatica41 METEOROLOGÍA gramatica42 USO DEL GUION gramatica43
TENER LUGAR, PASAR, OCURRIR gramatica44 POSESIVOS COMO PRONOMBRE gramatica45 DOBLE NEGACIÓN gramatica46 REGLAS BÁSICAS DE ACENTUACIÓN gramatica47
EL USO DE «EX» gramatica48 VERBOS CON DOBLES PARTICIPIOS gramatica49 ADJETIVOS SUPERLATIVOS Y COMPARATIVOS gramatica50 DIFERENCIAS ENTRE «SER» Y «ESTAR» gramatica51
SALUDOS EN CARTAS O E-MAILS gramatica52 PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE gramatica53 ¿CUANTAS PALABRAS NECESITAS PARA INTERACTUAR DÍA A DÍA? gramatica54 USO DE LOS DETERMINANTES gramatica55
VERBOS IRREGULARES gramatica56 ADJETIVOS EN GRADO COMPARATIVO gramatica57 PRONOMBRES REFLEXIVOS gramatica58 CONSEJOS PARA EXPONER EN PÚBLICO gramatica59
QUEÍSMO gramatica60 USO DE LOS PUNTOS SUSPENSIVOS gramatica61
HIATOS, DIPTONGOS Y TRIPTONGOS gramatica62
DEBER + INFINITIVO gramatica64 CONDICIONAL COMPUESTO gramatica65 CONDICIONAL SIMPLE gramatica66
VERBOS INEXISTENTES gramatica68 LA COMA gramatica69 DEQUEÍSMO gramatica70
SIGNOS DE INTERROGACIÓN Y ADMIRACIÓN gramatica72 UN BASE «DE/CON» AGUA gramatica73 LOS PUNTOS gramatica74
PLEONASMO gramatica76 CALAMBUR gramatica77 USO DEL PUNTO Y COMA gramatica78
PODER + AYUDA PARA

JUSTICIA Y ECONOMÍA

9.- Sin miedo a la revolución

         Revolución en su sentido originario no es más que el movimiento completo de un planeta en su órbita. Es decir, volver al principio. Lo cual llevaría a aquellas entre cínicas y escépticas palabras de Fabrizio a su tío, el príncipe di Salina en Il Gattopardo: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”[54].

Desde la francesa, la principal acepción de la palabra revolución es la de un cambio profundo y radical contra un antiguo estado de cosas. Y se suele asociar con la violencia. Pero revolución puede referirse a cualquier cambio profundo, aunque no se realice en tiempos breves; por eso se habla a veces  de una revolución silenciosa.

Por otro lado, revolución es un concepto de contenido instrumental. Una revolución no se juzga por el hecho mismo de darse sino por lo que trae en relación a lo anterior. Una revolución muy festejada, por ignorancia y por cierto papanatismo, en boca de intelectuales europeos[55] en los años sesenta del siglo XX, la  revolución cultural de Mao,  fue en realidad una masacre, una injusta persecución a cientos de miles de inocentes y una destrucción de una parte del verdadero patrimonio cultural chino[56].

Con una visión amplia del concepto de revolución, no hay duda alguna de que el cristianismo lo fue; de manera lenta, pero progresiva fue cambiando toda una sociedad, simultáneamente con la sangre de sus mártires y con el trabajo intelectual de los primeros escritores cristianos. No sólo eso: se trató de una revolución cuyos efectos y consecuencias se extendieron por todo el mundo y llegan hasta el día de hoy.

Uno de los rasgos esenciales de cualquier revolución es su oposición, más o menos radical o prolongada, a un estado presente de cosas que se estiman no bueno y, con más propiedad, represor de la libertad y de la justicia. En los años sesenta del siglo XX se acuñó para esa oposición, sobre todo cuando venía de gente joven, el término de contestación, ya existente en el idioma con el sentido, entre otros (como responder, contestar a una carta) de replicar. La contestación puede ser violenta y agresiva, pero puede ser también pacífica, como en el caso de la objeción de conciencia.

El presente estado de cosas, descrito muchas veces por personas de buenas costumbres como apocalíptico, no difiere mucho de otros estados anteriores en la historia del hombre, en cuanto que son representaciones de constantes humanas perversas o sencillamente menos buenas. Las circunstancias nuevas son dos: por un lado, el aumento espectacular de la población, con lo que muchos fenómenos ahora son fenómenos de masa; y, por otro, el eco, aún mayor, que los medios de comunicación –especialmente Internet (que es algo más que eso) y la televisión- dan a lo escandaloso y espectacular. Males de siempre, viejos como el mismo mundo, son presentados como el final de una evolución que ha ido de mal en peor. Pero no es así.

Basta leer la historia anterior, en busca de similares “profecías”  apocalípticas y se verá, una vez más, que no hay apenas nada nuevo, salvo las circunstancias y los instrumentos. Estas “profecías” tienden a generalizar y, de una situación más o menos extendida, suelen hacer una categoría universal. Sodoma y Gomorra, en el relato bíblico, eran un pudridero de vicios, algunos casi surrealistas, como el de querer sexo con los dos ángeles que visitan a Lot[57]. Pero Lot y su familia pudieron escapar y llegarían a otra parte donde no pasaba lo que en Gomorra y Sodoma. Los males morales actuales de Occidente no se dan de la misma forma en África o en India o en el mundo islámico. Los males occidentales de hoy  son los propios de una cultura cansada, sin apenas renovación demográfica, habituada a vivir bien (mejor que el resto de la humanidad) y que, en algunos sectores de población, ha “regresado” de manera apenas consciente a los antiguos dioses del paganismo: el poder (Zeus), el placer (Afrodita), el vértigo  de la orgía (Dionisos) y el dinero (Hedes y Hermes).

Con frecuencia, esos males se ven representados sobre todo en la juventud y después se extienden al resto de la sociedad, olvidando que los “desórdenes” juveniles es otra de las constantes humanas. Las juergas y hasta los actos vandálicos del joven y bello Alcibíades (450-404 a.C.) eran proverbiales en Atenas[58]. En la cristiana Edad Media, especialmente a partir del siglo XIII la vida disoluta y propensa al exceso de vino de los goliardos (clérigos vagabundos y estudiantes)  ha dejado una interesante poesía que musicó Carl Orff[59].

Sean los que sean los males occidentales, casi la única contestación que queda en pie es la que puede hacerse desde el cristianismo. Desde hace tiempo el cristianismo ha ido siendo situado fuera del sistema y en cuanto a su influencia social ha quedado en minoría[60]. Pero precisamente por eso, la crítica a los vicios y males  sistema sólo puede venir –exceptuando algunos grupos aún más minoritarios- de los cristianos: ellos se pueden oponer, a la vez a las injusticias sociales y al aborto, a la guerra y a la invasión de lo pornográfico, a la corrupción política y al escándalo de algunos clérigos.

Esa oposición teórica y práctica sería una verdadera revolución. Gran parte de lo que en Occidente se entiende por derecha ha decidido hace tiempo, por motivos electorales –es decir, de poder-,  no hacer nada contra algunos de los vicios morales extendidos; y la izquierda por su parte ha olvidado las exigencias más claras de la justicia social para sustituirlas por  medidas que favorecen el individualismo egoísta, de modo especial en el terreno sexual.

 

REFRANES – Audio

NOCHE DE VERANO
A GRANDES…
A CABALLO…
EL TIEMPO…
AGUA QUE…
CAMINANTE 
TE DIGO ADIÓS, AMOR
PODRÁ NUBLARSE… 
AGUA DE FEBRERO 
CADA PERSONA 
POEMA DEL POBRE
A LA CAMA… 
CUANDO BISIESTO…
EN EL TRABAJO 
DESPUÉS DE…
DE LO QUE NO VEAS 
HUMANIDAD 
AL PERRO FLACO 
AÑO DE NIEVES 
MONEDA QUE… 
DEL ÁRBOL CAÍDO
CUANDO MENOS…
CREACIÓN
DESPUÉS DE…
CON AMOR
EL CUERPO Y EL ALMA
A LA CAMA…
UN TIGRE…
AL CALOR DEL BRASERO
LA VOZ DE UNA PALABRA
 HAIKU
FRASES CON ANIMALES 
CADA MAESTRILLO… 
DESEO 
A PALABRAS NECIAS
ANTES SE COGE… 
TÚ 
 HASTA LA ADOLESCENCIA
 EL LIBRO ES…
 SENTIR EL PENSAMIENTO

IGNORANCIA HUMANA RADICAL

Es absurdo pensar que si bien fue imposible conocer y controlar la sociedad en el pasado mediante múltiples coacciones, con el avance de la informática y las comunicaciones, sería posible hoy ejercer ese control desde alguna cúspide de poder humano apoyándose en espionajes sin cuento y utilizando esos artilugios electrónicos aparentemente inteligentes. Se ha intentado, y se sigue intentando, hacer funcionar el sistema socialista de coacción, aparentemente bien intencionada, recurriendo a grandes sistemas de ordenadores macro técnicos y ultrarrápidos dirigidos por un ejército de burócratas al servicio de no se sabe qué causa.

La inutilidad de tales intentos de control y omnisciencia queda más patente aún si cabe al considerar el famoso principio de indeterminación de Heisenberg según el cual es imposible determinar con toda precisión, y simultáneamente, la posición y el momento de una partícula. Los propios instrumentos de medición y observación de la realidad distorsionan esa realidad, incluso física, que pretendemos conocer y, además, el tiempo transcurrido entre la medición y el conocimiento del resultado por el observador hacen imposible toda adecuación exacta. A lo anterior podemos añadir el desconocimiento que todos tenemos de nosotros mismos, la ignorancia radical respecto a los demás o lo demás, y la dificultad de transmitir esas intuiciones e informaciones concretas personales a los órganos directores. Podemos concluir que el afán socialista, o de cualquier otro colectivo, de conocer lo que ocurre en realidad para orientar la sociedad hacia donde creen es lo mejor, es un imposible integral.